Sentí el sol
Es el primer día que sentí que el sol me calienta.
Lo sentí sobre mi espalda y sentí que me abrigaba.
De la noche a la mañana, la luz.
El norte del planeta se acerca al sol.
Amanece, son las 7:00, hay luz.
Atardece son las 20:00, hay luz.
La primavera ha llegado.
No es una promesa que se puede incumplir.
¿Qué va a significar ver la primera hoja en un árbol?
El Armando mientras quita de la ventana las luces de Navidad, me dice: "Este es el último día para estar deprimida".
(Yo me digo lo mismo todos los días desde hace tantos años).
Este primer invierno en mi nueva vida, ha sido una guarida segura para sostener y alimentar la depresión.
El escenario perfecto para desatar la mente con la ansiedad del futuro, con la paranoia del presente, con una sensación permanente de estar en modo de supervivencia.
Las crisis vienen por oleadas, que coinciden con los días de mayor oscuridad y menor temperatura; con los de mayor trabajo, con los de mayor consumo de azúcar, con el SPM y con las semanas que me instalo redes sociales en el teléfono y consumo en exceso la felicidad ajena y todo aquello de lo que me estoy perdiendo (FOMO).
Con la llegada de la Primavera quisiera que se encarne algún aprendizaje de este tiempo de recorrer el camino encorvada, mirando hacia mi centro. Tratando de encontrar calor, tratando de encontrar sentido.
Necesito dejarme conmover por la luz, por la aparición de la tierra debajo de la nieve.
La naturaleza no espera, la tierra no espera a qué termine de sacudirme el frío; ya no hay sombras para esconder el gran elefante blanco de la depresión..
Necesito confiar.
Dejar de hiberrnar.
Volver a empezar. Mil veces más.
Mañana es 21 de marzo, Fiesta del Equinoccio, se supone que es un cambio de tiempo, aunque acá sigue gris y lloviendo a cántaros. Leerte me ha hecho valorar tanto los rayos de sol, que no han aparecido en semanas, pero seguro por ahí aparecerán y hay que abrazarlos, abrazarse y dejarse envolver por su instantánea presencia. Cuánto aprendizaje nos da el despiadado clima... Pero si algo he aprendido y agradezco, era que cada vez que me quejaba del frío, pensaba en ti, en lo valientes que son y dejaba de quejarme y de valorar que hasta nuestro "frío extremo" es bondadoso. Te abrazo con calor del sol desdelpupo!!